domingo, 27 de enero de 2008

Maestros rurales de distintas provincias debatieron su problemática en Tandil

Vigésimo noveno Encuentro Nacional de Maestros Rurales Argentinos

Hoy se efectúa el cierre del encuentro, al cual asistieron docentes de trece provincias. Nueva Era estuvo con 13 maestras rurales, quienes contaron su experiencia.
Este año le tocó a Buenos Aires, Tandil fue la ciudad elegida para representar a la Provincia y reunir a maestros rurales de Chubut, Corrientes, Río Negro, Chaco, Santa Fe, Jujuy, Salta, Mendoza, La Pampa, Córdoba, Entre Ríos, Santa Cruz y Buenos Aires.
Se trata del vigésimo noveno Encuentro Nacional de Maestros Rurales, organizado por la Organización No Gubernamental AMRA (Asociación Maestros Rurales Argentinos), el cual finalizará a las 9 de hoy.
En el encuentro, que dura siete días, se recibe a maestros rurales retirados o que hayan sido maestros rurales, con sus respectivas delegaciones. Se trabaja sobre distintos temas. Obviamente, siempre está presente el debate y el tratamiento de la educación rural en la Argentina.
Los encuentros van por fuera del sistema educativo. La ONG que lo organiza no tiene fines gremiales, políticos ni religiosos. Tal es así que los participantes de las jornadas viajan, durante el mes que tienen de vacaciones, y cargan con todos los gastos, menos el alojamiento, a propia cuenta.
La idea es perfeccionarse, mejorar las prácticas cotidianas y fomentar el intercambio cultural.
“Cada maestro rural se enfrenta a circunstancias similares en realidades distintas. La educación en las escuelas rurales es muy especial. Una de las características son los grados de atención simultánea: en un mismo salón puede estar toda la escuela. Otra es que las escuelas casi siempre son el centro de esa pequeña comunidad, por lo que todas las cuestiones importantes de esa comunidad pasan por la escuela”, contó la presidenta de este encuentro, Araceli Sívori, proveniente de la bonaerense localidad de Brandsen.
Y agradeció a la gente de Tandil y a la Villa Don Bosco, que cedió sus instalaciones para que los docentes puedan alojarse.
Casi 30 años
Estas jornadas se hacen desde 1979 en forma ininterrumpida. Cada año en una provincia distinta. Hace dos años se hizo en Río Negro, luego en Santa Fe y este año en nuestra ciudad.
La cordobesa Silvia Michelli, una de las fundadoras de AMRA, dijo a NUEVA ERA que “la escuela rural tiene que ser un lugar donde alumnos y ciudadanos sean escuchados y se los ayude en su vida diaria”.
Michelli estuvo en Ezeiza en 1958, durante la capacitación para maestros rurales organizada por la Unesco y el Consejo Nacional de Educación. El grupo que estuvo en esa capacitación decidió, veinte años más tarde, que había que transmitir el amor por la educación rural, apra que sea el motor de las comunidades que la rodean.
Esfuerzo en época de vacaciones
Gloria Alba Torres, de la escuela de Camarones, Chubut, a 270 kilómetros de Trelew, manejó sola durante 13 años en su auto para llegar a Tandil. Es la primera vez que asiste a estas jornadas. “Me encantó esta primera experiencia. Fui muy bien recibida. El maestro rural es especial, somos atrapantes y abiertos. Siento la obligación de difundir en otros lugares de mi provincia y de otras también, los temas y talleres del encuentro”.
Gloria indicó a este medio que trabaja en un internado que tiene las actividades de una escuela rural: “Es un sitio donde están los hijos de los campesinos que trabajan en el interior de mi provincia, quienes dejan a sus hijos para poder trabajar. Durante el período escolar, los chicos viven en el internado, lejos de sus familias”.
Desde 1995, año en que se , año en que se realizaron las jornadas en Jujuy, Diduvina Tapia, maestra rural en Humahuaca, no faltó a ninguno de los encuentros. En esta oportunidad, el viaje en micro con sus compañeros, le llevó un día completo.
Entonces, ¿porqué realizar ese esfuerzo en plenas vacaciones? “En este espacio encontré un modo de crecer y de intercambiar experiencias”, respondió. Y criticó, en su sentido peyorativo, al sistema de educación: “Como son problemas diferentes a los de las zonas urbanas, no hay desde el sistema educativo un espacio delimitado para tratar la ruralidad, por lo cual a veces no se puede llegar a ciertas soluciones”.
Los niños a los que Diduvina enseña tienen, según ella, bien formada su identidad, “de una cultura de trabajo y no esperan a que le den un plan porque saben que tienen que dignificarse a través de su trabajo”.
“Queremos que se sumen más, porque los docentes rurales siempre están aislados y muchas veces se sienten solos”, finalizó Diduvina, quien agradeció a Tandil por el paisaje y la calidad humana.

Fuente: Diario Nueva Era, domingo 20 de enero de 2008 Página 4

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