viernes, 1 de junio de 2007

El Jardín 905 se relaciona con la comunidad a través de un proyecto de Educación Vial

Este año, a raíz de las preocupaciones vinculadas a la seguridad vial, el Jardín 905 comenzó a pensar cómo recuperar ésta y otras cuestiones sociales desde la institución y con todas las salas, poniéndose en contacto con distintas esferas de la comunidad. María del Carmen Rímoli, directora del jardín, habló con El Eco de Tandil acerca del proyecto institucional que desarrollan. Dice el proyecto que todos hablamos de la ciudad, como ciudadanos que vivimos y usamos, con disfrute y padecimiento. "Hablamos de sus diferencias, sabemos que todos los barrios no están igualmente equipados, que no todas las personas tienen posibilidades similares, ni interactúan de la misma manera". La ciudad ha cambiado en los últimos años y ya no se presenta como segura e interesante para los niños y además se han reducido los recorridos que les permitían disfrutar del barrio. Habitualmente estos temas se abordan sólo desde las señales del tránsito, y en realidad para los responsables de la institución, lo importante es fortalecer el sentido del niño como usuario de la ciudad, especialmente de su barrio, enseñándole a descubrir los espacios que se transitan cotidianamente. Percepciones Inicialmente, el equipo directivo y docente comenzó a notar que los chicos caminaban y jugaban poco por las veredas y que cuando transitaban, lo hacían por los cordones. En primer lugar consideraron, entonces, la importancia de reconsiderar el espacio social de las veredas con "el niño como ciudadano peatón", no sólo en el sentido de salir a caminar, sino en la recuperación del espacio social, comprendido y construido por ciudadanos protagonistas "porque estos chicos no juegan allí, no se relacionan con los vecinos, y en general, los papás tampoco salen con ellos a las veredas". Así, en principio comenzaron a recuperar los juegos tradicionales desde el relato de los padres que narraron sus juegos en las veredas, con la misión de relacionarse con los vecinos y conocer los peligros que implica estar en la vereda. Principios de trabajo El lema y eje con el que se lanzaron a trabajar es "prevenir y respetar para disfrutar". Para María del Carmen Rímoli, esta frase abre un panorama de compromisos, ya que el niño debe conocer los peligros del ambiente, pero también disfrutar los lugares donde transita. Además, comprobaron que por las características que tiene Tandil, y por el crecimiento que viene manifestando, a los papás ya no les parece ser un lugar seguro para sus hijos, lo que se traduce en barrios donde ya no se ven chicos haciendo mandados, jugando o caminando. En este sentido, los contenidos para trabajar estas cuestiones son transversales y ocupan las áreas de ciencias sociales, naturales, matemática y lengua. Acciones conjuntas Las actividades parten con la premisa de recuperar el espacio de las veredas, para que los nenes conozcan la memoria de sus padres y la idea a futuro es poder ofrecer espacios seguros de juego en las veredas, y esto tiene que ver con la formación ciudadana del reconocimiento del otro, como vecino, como un ser con derechos y obligaciones. Se trata de proveer toda la información necesaria para que los niños puedan avanzar en la reconstrucción del contenido sobre el cual están trabajando, participando activamente en esta construcción. Asimismo, y en consonancia con este proyecto, María del Carmen Rímoli tomó contacto con una convocatoria para un proyecto de voluntariado universitario, que implica a los estudiantes en apoyos voluntarios a distintas instituciones del medio, con el fin de hacer formación en la práctica, porque la ciudadanía y la educación vial son dos ejes que deben cruzar al sistema educativo en su conjunto. Al momento, el proyecto cuenta con 35 alumnos de educación inicial y de ciencias de la educación, sumados a 5 docentes que van a acompañar. Incluso, esto supuso compromiso con distintas instituciones y por ello, al momento, han firmado un acta con la Dirección de Tránsito de la Municipalidad y también con un responsable de Vialidad Provincial y con el Centro de Educación Vial, con quienes han organizado un cronograma de actividades. A nivel educativo, están articulando con la Escuela 34 y han conformado un acta de compromiso con el jardín del Colegio San Ignacio para participar en eventos conjuntos. Por ejemplo, tienen previstos tres eventos comunitarios de juegos en la vereda, pensando en la posibilidad de trabajar con los voluntarios y la comunidad, con una campaña paralela para los automovilistas. De este modo, vemos una serie de instituciones involucradas en una cuestión que inicialmente pareció ser únicamente una recuperación del espacio. En toda esta labor, como enfoque han adoptado al ciudadano como protagonista, formando a los niños para que estén atentos, para peticionar a las autoridades y, sobre todo, para que puedan observar las dinámicas de la ciudad y participar en ellas. La idea es que los alumnos recuperen la memoria y además se den cuenta de los peligros y del modo más seguro de transitar en las calles y las veredas, logrando así una ocupación más placentera y confiable del espacio.*

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