Podrá consultarse desde el jueves próximo y se habilitarán valiosas colecciones de documentos privados y de instituciones
El jueves próximo, la Biblioteca Nacional abrirá a la consulta de investigadores y público el nuevo archivo histórico Gregorio Selser y el de partituras, Juan Carlos Paz. El primero tendrá habilitados tres de los siete archivos y colecciones privadas hasta hoy localizados en distintas dependencias del organismo. Y el segundo pondrá a disposición parte de su acervo, integrada por 65.000 piezas musicales, de las 300.000 del conjunto. Con paciencia de hormiga, un equipo de jóvenes estudiantes de la carrera de Historia de la UBA ha recorrido durante un año el enorme edificio de la Biblioteca Nacional, que dirige el sociólogo Horacio González, para detectar archivos privados y colecciones documentales en distintas áreas y así conformar el acervo del nuevo archivo histórico. Los tres primeros archivos que se habilitarán a la consulta pública son los fondos documentales del ex presidente Arturo Frondizi, del crítico literario Luis Emilio Soto y del poeta César Tiempo. En diálogo con LA NACION, la coordinadora de la sala Gregorio Selser, Vera de Lafuente, dijo que la búsqueda y clasificación de los archivos ha sido "una tarea paciente de reconstrucción que, en lo personal, ayuda a pensar". Su colega, Ana Guerra, aportó que "además, permite revistar el rol de los intelectuales y la política". El proyecto de archivo histórico fue concebido por el ex subdirector de la Biblioteca Nacional, Horacio Tarcus, sustituido luego de un enfrentamiento con González por Elsa Barber. Tarcus es un respetado archivista que puso énfasis en la necesidad de concentrar todos los archivos documentales en una sola área del organismo. Memoria y política El fondo documental del ex presidente Frondizi contiene valiosos archivos, correspondencia, borradores inéditos, recortes de prensa, informes clasificados del gobierno, cartas, bosquejos de discursos, guiones cinematográficos, folletos, fotografías y telegramas que no sólo muestran la personalidad obsesiva del ex mandatario por "abarcarlo todo, pues los temas son de lo más diversos", sino también de guardar un minucioso registro de las cuestiones que se trabajaban en el Centro de Estudios Nacionales (CEN), que cerró en 1995, a la muerte de Frondizi. "Además, hay mucha documentación que permite ver cómo se trabajaban las políticas de Estado, en comisiones sobre cada tema en particular, lo que muestra el trabajo de equipo que entonces se realizaba", comentaron las archivistas. La documentación se agrupa en 400 metros lineales o 60.000 sobres depositados en 316 cajones de archivo. Una parte ya registrada de ese material será abierto a la consulta, mientras se sigue clasificando el resto de los archivos donados a la Biblioteca Nacional por el CEN a la muerte de Frondizi. La colección Soto, que abarca el período 1920-1970, recorre no sólo su actuación en la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), sino también su labor docente en los Estados Unidos y su archivo personal, dividido en tres secciones: archivo de prensa, papeles de trabajo y correspondencia personal. Su epistolario está integrado por más de un millar de cartas que a lo largo de 40 años intercambió con intelectuales de la talla de Victoria Ocampo, Antonio Di Benedetto, Eduardo Mallea, Raúl González Tuñón, César Tiempo y José Pedroni, entre otros. En tanto, el archivo de Tiempo, nacido en Ucrania como Israel Zeitlin, atesora su correspondencia personal, hasta hoy inédita, con figuras como Rafael Cansinos Assens, Ramón Gómez de la Serna, Luis Emilio Soto y Eduardo Mallea, entre otros. Los otros archivos, aún por registrarse y preservarse, que serán abiertos a consulta son los del ensayista y poeta Francisco Soto y Calvo, el escritor Pastor Servando Obligado y el historiador Enrique de Gandía. En cuanto al archivo de partituras, en su mayoría son obras de compositores argentinos y rioplatenses. Este tesoro fue descubierto durante la gestión de Elvio Vitali en el organismo, sin inventario y tirados en forma caótica con otros documentos.
El jueves próximo, la Biblioteca Nacional abrirá a la consulta de investigadores y público el nuevo archivo histórico Gregorio Selser y el de partituras, Juan Carlos Paz. El primero tendrá habilitados tres de los siete archivos y colecciones privadas hasta hoy localizados en distintas dependencias del organismo. Y el segundo pondrá a disposición parte de su acervo, integrada por 65.000 piezas musicales, de las 300.000 del conjunto. Con paciencia de hormiga, un equipo de jóvenes estudiantes de la carrera de Historia de la UBA ha recorrido durante un año el enorme edificio de la Biblioteca Nacional, que dirige el sociólogo Horacio González, para detectar archivos privados y colecciones documentales en distintas áreas y así conformar el acervo del nuevo archivo histórico. Los tres primeros archivos que se habilitarán a la consulta pública son los fondos documentales del ex presidente Arturo Frondizi, del crítico literario Luis Emilio Soto y del poeta César Tiempo. En diálogo con LA NACION, la coordinadora de la sala Gregorio Selser, Vera de Lafuente, dijo que la búsqueda y clasificación de los archivos ha sido "una tarea paciente de reconstrucción que, en lo personal, ayuda a pensar". Su colega, Ana Guerra, aportó que "además, permite revistar el rol de los intelectuales y la política". El proyecto de archivo histórico fue concebido por el ex subdirector de la Biblioteca Nacional, Horacio Tarcus, sustituido luego de un enfrentamiento con González por Elsa Barber. Tarcus es un respetado archivista que puso énfasis en la necesidad de concentrar todos los archivos documentales en una sola área del organismo. Memoria y política El fondo documental del ex presidente Frondizi contiene valiosos archivos, correspondencia, borradores inéditos, recortes de prensa, informes clasificados del gobierno, cartas, bosquejos de discursos, guiones cinematográficos, folletos, fotografías y telegramas que no sólo muestran la personalidad obsesiva del ex mandatario por "abarcarlo todo, pues los temas son de lo más diversos", sino también de guardar un minucioso registro de las cuestiones que se trabajaban en el Centro de Estudios Nacionales (CEN), que cerró en 1995, a la muerte de Frondizi. "Además, hay mucha documentación que permite ver cómo se trabajaban las políticas de Estado, en comisiones sobre cada tema en particular, lo que muestra el trabajo de equipo que entonces se realizaba", comentaron las archivistas. La documentación se agrupa en 400 metros lineales o 60.000 sobres depositados en 316 cajones de archivo. Una parte ya registrada de ese material será abierto a la consulta, mientras se sigue clasificando el resto de los archivos donados a la Biblioteca Nacional por el CEN a la muerte de Frondizi. La colección Soto, que abarca el período 1920-1970, recorre no sólo su actuación en la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), sino también su labor docente en los Estados Unidos y su archivo personal, dividido en tres secciones: archivo de prensa, papeles de trabajo y correspondencia personal. Su epistolario está integrado por más de un millar de cartas que a lo largo de 40 años intercambió con intelectuales de la talla de Victoria Ocampo, Antonio Di Benedetto, Eduardo Mallea, Raúl González Tuñón, César Tiempo y José Pedroni, entre otros. En tanto, el archivo de Tiempo, nacido en Ucrania como Israel Zeitlin, atesora su correspondencia personal, hasta hoy inédita, con figuras como Rafael Cansinos Assens, Ramón Gómez de la Serna, Luis Emilio Soto y Eduardo Mallea, entre otros. Los otros archivos, aún por registrarse y preservarse, que serán abiertos a consulta son los del ensayista y poeta Francisco Soto y Calvo, el escritor Pastor Servando Obligado y el historiador Enrique de Gandía. En cuanto al archivo de partituras, en su mayoría son obras de compositores argentinos y rioplatenses. Este tesoro fue descubierto durante la gestión de Elvio Vitali en el organismo, sin inventario y tirados en forma caótica con otros documentos.
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/
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